Cada año, más de 2.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de ovario en Colombia, de acuerdo con un informe publicado por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), en el marco del Mes mundial del cáncer de ovario.
De acuerdo con las cifras más recientes de las que se dispone, en 2.022 fueron identificados 2.253 casos en Colombia y se produjeron 1.445 muertes relacionadas con la enfermedad.
“Este tipo de cáncer no tiene señales claras al comienzo. Es de aparición insidiosa y sus manifestaciones suelen confundirse con molestias gastrointestinales o urinarias comunes, como distensión abdominal, dispepsia o sensación de llenura rápida”, afirma Simon Orostegui Correa, ginecólogo y obstetra.
Por esta razón, el 75% de los casos se detectan en etapas avanzadas. El cáncer de ovario es una enfermedad silenciosa y poco comprendida, que se desarrolla cuando, por alguna afección, las células empiezan a crecer sin control. El tipo más común es el carcinoma epitelial, que representa cerca del 90 % de los casos.
“Las mujeres mayores de 40 años, que no han tenido hijos, tienen sobrepeso o antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama deben estar especialmente atentas” o en situaciones similares pueden aumentar el riesgo de desarrollarlo, comenta Orostegui.
Una de las maneras de descubrir a tiempo si se padece de esta enfermedad es aprender a identificar cambios sutiles en el cuerpo y acudir regularmente a los controles ginecológicos.
Dolor abdominal persistente, sensación de inflamación, saciedad temprana, fatiga excesiva y cambios digestivos son algunas señales de alerta que, aunque pueden pasar desapercibidas, ayudan a identificar esta afección.
La falta de conocimiento sobre estos síntomas, sumada a factores como el estigma, el miedo y la normalización de ciertas molestias físicas, dificulta aún más la detección temprana. Por esto, la directora de la Fundación SENOama, Ana Maria Romero, afirma que “la detección temprana puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”.
Foto y noticia: Colprensa