Aunque suene bastante romántico siempre seré un fiel seguidor del buen periodismo, que, por supuesto puede cometer errores, al fin de cuentas esta es una labor bastante propensa a caer en equivocaciones, pero nunca darse el lujo de ejercer el oficio mezclando alguna pasión de tipo personal o lo que es peor, siguiendo líneas políticas, porque es ahí donde se causa daño moral a algo o a alguien.

No sé en qué momento hizo carrera en Colombia la tesis de que ningún familiar de un alto funcionario público no puede no solo triunfar en la vida profesionalmente, bien sea en el ejercicio de su labor o a través de algún negocio propio. No entiendo desde cuando esto se convirtió en delito.

Si lo anterior es así, que alguien me diga entonces porque los Char en el Atlántico están fuera de cualquier duda, y en el caso de los Santos, los Gómez, los López, y los Pastrana, que son familias que han tenido en altos cargos políticos y públicos a sus hijos, sobrinos, etc., sus demás miembros han ejercido sus profesiones y negocios de manera exitosa, incrementando sus patrimonios como es lo lógico en todo negocio, sin que nadie se atreva a señalarlos o a cuestionarlos.

Casos como estos hay muchísimos en lo nacional y en lo local, sin que se diga algo.

Menciono lo anterior, porque me sorprendió el artículo en el diario El Colombiano, donde se cuestionan los resultados operativos que hoy presenta el Hotel Sawa, ubicado sobre la vía que comunica a Maceo con San José del Nus, -que, como bien lo dijo en su comunicado:

Hoy se ha transformado en una finca hotel con doce habitaciones, piscina, zonas verdes y espacios pensados para el descanso y la conexión con la naturaleza”.

Lo anterior, gracias al esfuerzo de una familia que junto con la comunidad vecina le metió ganas a lo que en un comienzo era una finca que comenzó con vocación ganadera.

Según el diario El Colombiano, resulta extraño que personas que sostienen lazos familiares con el exsecretario de Gobierno de Medellín de la Alcaldía de Daniel Quintero, Esteban Restrepo, hayan convertido su emprendimiento en un negocio próspero.

Todo ser humano que inicia una actividad empresarial lo hace con el ánimo de crecer económicamente. Eso no debe ni extrañar ni sorprender a nadie. Ahora, que esto coincida con la permanencia de alguno de sus familiares en un cargo público no debe ser motivo de suspicacia, y en el caso contrario, debe investigarse muy bien para no cometer el error de causar daño moral a quienes trabajan día y noche para sacar adelante su objetivo.

Asegura El Colombiano que la Fiscalía investiga tanto a Restrepo como a sus familiares, hecho que ellos niegan porque de acuerdo a una conversación que sostuve de manera previa a la redacción de este artículo, ni el ente investigador, ni mucho menos los órganos de control tienen procesos en su contra por hechos relacionados con la Finca Hotel Sawa.

Ahora, hay que tener claro un asunto, Esteban Restrepo ocupó un alto cargo en la pasada Alcaldía de Medellín, y es no solo necesario -sino además normal y sano-, que los órganos de control y la misma Fiscalía si es el caso, indaguen sobre su patrimonio y el de las personas que le son cercanas, una vez se retiró del cargo.

Ese es un proceso que se hace cuando todos los colombianos que hemos ejercido como funcionarios públicos culminamos nuestras labores en alguna entidad del Estado.

Por tanto, no es extraño que Restrepo sea objeto de alguna indagación. Repito es un proceso normal por el que hemos pasado todos los que ejercimos un cargo en la función pública

Si las indagaciones previas que Procuraduría, Contraloría e incluso Fiscalía determinan alguna irregularidad, en su momento lo dirán para que se ejerza el legítimo derecho a la defensa, pero todo dentro del marco del respeto, sin caer en señalamientos, ni tratando de hilar cosas que nada tienen que ver y mucho menos involucrando los nombres de personas lejanas a este asunto como lo es del senador Iván Cepeda, que no entiendo la razón para la mención en el artículo periodístico en El Colombiano.

Lo que es peor, exponer los rostros de las personas que se menciona en el texto, que es algo que no solo atenta contra la honra del buen nombre, sino que además las expone a cualquier tipo de agresión física por parte de algún fanático que, sin pensar en las consecuencias, crea que son ciertas este tipo de insinuaciones. Casos se han visto.

Espero que, en nombre del buen periodismo, El Colombiano, recupere el camino del buen periodismo que parece abandonó, sabe Dios porque razón.

Por: Óscar Sevillano