La pandemia trajo una serie de cambios, no solo para la sociedad, sino también para el equipo asistencial que día y noche trabajan en los diferentes servicios de la salud de la ciudad.

Antes de la llegada de la pandemia, la enfermera Erika Julieth García trabajaba en la UCI del Hospital Victoria. Fueron más de diez años en los que la unidad de cuidados intensivos fue el escenario para que esta profesional de la Subred Centro Oriente salvara cientos de vidas y no solo eso, también le permitiera especializarse en una de las áreas más complejas de la medicina: el cuidado crítico.

A medida que trascurría el tiempo, la jefe Erika enriquecía su conocimiento y experiencia en la atención de pacientes críticos, enfocada en uno de sus objetivos profesionales, pero nunca pensó que sus planes cambiarían.

“La UCI era un lugar un poco más tranquilo, comparado con la situación actual. Estábamos acostumbrados a las patologías normales, sobre todo en esta zona de Bogotá, donde llegaban pacientes heridos por violencia o adultos mayores”, aseguró. La llegada del covid-19 le cambió parte de lo que tenía en mente en cuanto a sus retos profesionales. Aún recuerda cómo comenzó esta pesadilla, “cuando murió la primera paciente a causa del virus, en el Hospital Victoria yo estuve con ella.

Todavía no sabíamos el diagnóstico de su muerte y cuando nos dicen que fue por covid-19, no sabíamos cómo manejar un paciente que muere por esta patología. Lo que sabíamos era que debíamos tener todas las medidas de protección al máximo y ese día tuvimos que reunirnos como equipo y decidir qué íbamos a hacer, de acuerdo a los lineamientos que nos habían dado”, afirmó.

El virus comenzaba a cambiar la manera de atención de los pacientes y con el pasar del tiempo, las UCI también empezaban a cambiar, a convertirse en uno de los servicios más críticos tanto por los pacientes contagiados, que poco a poco comenzaban las unidades destinadas únicamente para covid-19, como para el personal asistencial, quienes también recibieron el impacto del letal virus.

Esa primera línea de atención ha sufrido, parte de las afectaciones que trajo consigo el coronavirus, pues muchos profesionales que se contagiaron, murieron; otros viven con secuelas tanto físicas, como mentales, por culpa del covid.

Erika fue una de estos profesionales que, aunque se contagió del virus, este no le afectó en cuanto a su condición física, pero sí en una muy fundamental y fue en su salud mental, al ver la gravedad que causaba el covid en sus pacientes.

“A mí me generó un impacto muy grande. Los días empezaron a ser muy difíciles y al principio creí que era normal, pero cada vez me sentía mal. Los días comenzaron a cambiar. Llegaba a la casa y no sentía felicidad por ver a mi esposo, a mi hija y poco a poco eso afectó la relación con mi familia. No podía dormir bien, me soñaba con la UCI y a causa de eso no rendía bien durante mis jornadas. Empecé a tener ataques de pánico, ansiedad, tristeza y en un comienzo, no sabía qué era lo que me pasaba” manifestó.

Para la profesional no fue fácil, cuenta que ha sido uno de los peores momentos de su vida, al ver que se le dificultaba realizar una de las labores para la cual se había preparado y la que amaba profundamente en las zonas de cuidados críticos.

“Me impactó mucho ver la cantidad de personas que morían, cómo luchaban por su vida. La UCI se convirtió en un servicio que me causó pánico y sentía tristeza no poder estar bien, a pesar que con amor daba lo mejor de mí”, señaló.

Erika concluye que por su afectación en salud mental tuvo que recibir atención especializada por parte de siquiatras y psicólogos, también del hospital Victoria, quienes le recomendaron apartarse del servicio.

“Ahora me encuentro en consulta externa con programa especiales de la Subred Centro Oriente, hago seguimiento a gestantes y comorbilidades extremas”, precisó. A pesar que no se encuentra en la UCI, su pasión por salvar vidas, no se ha perdido y lo sigue realizando desde otra perspectiva.

A sus compañeros de trabajo y profesionales que están en zonas de cuidado crítico ella les quiso dejar un mensaje “Gracias por dar todo de ellos, a pesar que tengan que enfrentar muchas situaciones, para salvar a los pacientes en cuidados intensivos. Los admiro profundamente y entre todos nos podemos apoyar, como hicieron conmigo” finaliza la jefe Erika.