El presidente Gustavo Petro cree que puede evadir su responsabilidad regañando ministros, como si con eso pudiera maquillar los paupérrimos resultados de su gobierno. Pero ya han pasado tres años y, en departamentos como el Chocó, que votaron por él casi de forma unánime, no ha cumplido absolutamente nada. Ni el acueducto de Quibdó, ni el plan maestro. Nada.
¿De qué sirve que en cada discurso hable de los negros y de los afros si, cuando se trata de cumplir con lo prometido, se esfuma? Esta semana, en una de sus eternas transmisiones, se quejó de la poca inversión en el Chocó, se comparó con el expresidente Iván Duque y, como ya es costumbre, mintió. Dijo que su gobierno había ejecutado más que los anteriores.
Pero los datos oficiales del Departamento Nacional de Planeación lo desmienten rotundamente.
Durante este gobierno se han aprobado 2,6 billones de pesos para el Chocó, pero la ejecución es vergonzosa:
En 2023 se aprobaron 1.2 billones, y se ejecutaron 752 mil millones.
En 2024 se aprobaron 793 mil millones, y solo se ejecutaron 386 mil.
En 2025 se aprobaron 757 mil millones, pero apenas se han ejecutado 109 mil.
Eso significa una eficiencia del 48%. Es decir, una ineficiencia del 52%.
En contraste, durante el gobierno del presidente Juan Manuel Santos se invirtieron 4 billones de pesos en el Chocó, con una ejecución del 75%. Con el presidente Duque fueron 4,6 billones, con una ejecución del 92%. Petro, en tres años, no solo no llega ni a la mitad de lo prometido: ejecuta menos de la mitad de lo aprobado.
En el Chocó, las inversiones no pueden seguir basándose exclusivamente en subsidios y transferencias del Estado. Según el Plan Plurianual de Inversiones 2023 2026, el 51,6 % de los recursos provienen del Sistema General de Participaciones, el 31,1 % del Presupuesto General de la Nación, el 13,1 % del Sistema General de Regalías y apenas un 3,9 % de recursos propios. Esta estructura revela una fuerte dependencia del gasto público y una ausencia casi total de inversión privada. Si se quiere transformar realmente la región, no basta con cubrir necesidades básicas. Es urgente promover la industrialización, fortalecer el tejido empresarial y generar empleo formal desde el sector productivo. El desarrollo del Chocó no puede seguir descansando únicamente sobre el aparato estatal.
Lo más indignante es que el Pacífico votó por él con una esperanza que fue traicionada. Prometió transformar la región y la ha abandonado. No se puede gobernar a punta de discursos. No basta con hablar bonito de los pueblos marginados si no se cumple con hechos.
Presidente, no mienta. Las cifras oficiales de su propio gobierno lo contradicen.
Y no lo olvide: obras son amores… lo demás es puro cuento.
Foto y columna: Colprensa