La pandemia ha transformado las rutinas y elevado la intensidad digital de las jornadas de trabajo. De acuerdo con nuestro primer Informe de Tendencias Laborales anual, la alta productividad enmascara una fuerza laboral agotada: en Colombia, 30% ha reportado sentirse con exceso de trabajo, 23% sentirse agotado y 20% siente que a su empresa no le importa el equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Con esto en mente, Microsoft condujo un estudio sobre ondas cerebrales, publicado el día de hoy, que confirma que gran parte de esa sobrecarga digital se debe a las reuniones consecutivas sin descansos. Las reuniones consecutivas son estresantes y afectan nuestra capacidad de concentración y participación. Sin embargo, la investigación también presenta un remedio sencillo: descansos cortos para recargar energías o simplemente hacer una transición más apacible de reunión a reunión.

 

A continuación, los principales aprendizajes de este reciente estudio:

  1. Los descansos entre las reuniones permiten al cerebro “restablecerse”, lo que reduce la acumulación de estrés en las reuniones. Como se ha observado en estudios anteriores, en dos horas de reuniones consecutivas la actividad promedio de las ondas beta (relacionadas con el estrés) aumenta al paso del tiempo. Sin embargo, cuando a los participantes del estudio se les dio la oportunidad de meditar durante los descansos, la actividad beta disminuyó, lo que generó un “restablecimiento” que permitió que los participantes comenzarán su siguiente reunión en un estado más relajado.

También permitió que el nivel promedio de ondas beta se mantuviera estable a lo largo de las cuatro reuniones, sin acumulación de estrés incluso mientras las cuatro reuniones continuaban. El antídoto contra la fatiga por reuniones es sencillo: tomar descansos cortos.

  1. Las reuniones consecutivas pueden reducir la capacidad de concentración y participación. Cuando los participantes tomaron descansos con meditación, los patrones de ondas cerebrales mostraron niveles positivos de asimetría alfa frontal, lo que se relaciona con una mayor participación durante la reunión. Sin descansos, los niveles fueron negativos, lo que sugiere que los participantes estaban retraídos y participaban menos durante la reunión. Esto demuestra que cuando el cerebro experimenta estrés, es más difícil mantenerse concentrado y participativo. En resumen, los descansos no solo mejoran nuestro bienestar, sino también nuestra capacidad de hacer un buen trabajo.
  2. Las transiciones entre reuniones consecutivas elevan el estrés. Respecto a los participantes que no tuvieron descansos, los investigadores también observaron que el periodo de transición entre las llamadas ocasionaba que la actividad beta, o los niveles de estrés, se elevaran. Eso puede deberse a que se acerca el final de la reunión, pero sabes que tienes otra inmediatamente después, y tendrás que hablar sobre algo diferente y utilizar el cerebro para concentrarte en otra cosa.

En esos participantes, la actividad de las ondas beta se volvieron a disparar cuando inició la nueva reunión. En contraste, cuando las personas tomar descansos con meditación, el aumento de la actividad beta disminuyó entre cada reunión, y el aumento al inicio de la siguiente reunión fue mucho más lento y gradual..

“En el mundo actual del trabajo híbrido y a distancia, no basta con solo incentivar el autocuidado. Necesitamos innovar y aprovechar la tecnología para ayudar a los empleados a incorporar los descansos que son tan necesarios en sus rutinas cotidianas”,  Kathleen Hogan, directora de Recursos Humanos en Microsoft.