La de hoy es una de las fechas más relevantes de la historia de Colombia. Fue el día del año 1.810 en que la voz de los ciudadanos congregados en un espacio público de Santa Fe de Bogotá se levantó en protesta contra el dominio colonialista impuesto por España en un amplio territorio del continente identificado con el nombre de América. Fue el grito resonante reclamando independencia, alentado por la inconformidad generalizada que crecía como rechazo a la estrechez con que se gobernaba y a la negación de derechos reconocidos a otros pueblos en el mundo.

Los 215 años de esa manifestación considerada como génesis de la independencia nacional debe dar lugar a un repaso mediante el cual se mida con exactitud la realidad de Colombia hoy. Es el balance sin distorsiones del manejo que se le ha dado al país por parte de quienes lo han gobernado bajo la orientación de las fuerzas políticas que han tenido las riendas del poder. Ese escrutinio debe ser crítico a fin de que se puedan poner en marcha los correctivos necesarios. De lo contrario no se saldrá de las recurrentes frustraciones que se imponen para la preservación del statu quo.

El punto de partida que fue ese cabildo popular no debe perderse de vista. Constituyó una dinámica trascedente, capaz de dar lugar a otras acciones hasta alcanzar la liberación y dejar atrás ese entramado imperial de la España monárquica.

Aunque algunos sectores dirigentes hablan de avances de gran alcance social y económico, lo cierto es que la nación ha acumulado problemas bien complejos. La desigualdad es un indicador visto con alarma por la comunidad internacional. Es una fractura clasista que debiera suscitar reflexión entre los mismos heliotropos del poder. Y los arrogantes dirigentes que se consideran sabios e infalibles se harían bien a ellos mismos reconsiderando sus discursos ofensivos y dogmáticos para reflexionar respecto a sus verdaderas responsabilidades.

Por ser de esencia histórica el acontecimiento del 20 de julio de 1.810 que tuvo lugar en Colombia la celebración debiera comprender la búsqueda de las soluciones que está demandando el país. Y si este no es del interés de quienes hacen parte de la tradición del mando, los colombianos que están del lado de la democracia no pueden desfallecer. Tienen que insistir en la causa del cambio para infundirle fortalezas al país. Y en esto hay que poner voluntad y convicción.

La paz, la educación, la salud, la protección ambiental, la total erradicación de la corrupción, la libertad de expresión, el respeto a las diferencias, la justicia libre de toda sospecha, la ética como garantía de todo manejo público, son pilares fundamentales para la configuración del Estado social de derecho consagrado en la Constitución. Si no se le consolida al país la dimensión que genere estabilidad democrática a su población no se es consecuente con lo sucedido el 20 de julio de 1.810.

Cuando se pierde el rumbo de los legados positivos de la historia se cae en la adversidad con efecto generalizado.

Puntada

Son positivos los propósitos asignados a las Ferias de Cúcuta que se celebran entre mañana 21 y el domingo 27 de julio. Todos deben contribuir a que se cumplan en función del interés general.

Por: Cicerón Flórez Moya
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Foto y noticia: Colprensa