Por el asesinato de Jaime Esteban Moreno, estudiante de la Universidad de los Andes, la Fiscalía pidió enviar a la cárcel al segundo implicado. Se trata de Ricardo González, quien luego del ataque había huido a Cartagena.
Según la investigación de la Fiscalía, Jaime Esteban y un amigo salieron de una fiesta del bar Before Club pasadas las tres de la madrugada, pero fueron interceptados cuadras más adelante por un grupo conformado por Juan Carlos Suárez Ortiz, Ricardo González, y dos mujeres. Todos estaban disfrazados.
Allí comenzó la golpiza. Al parecer, los agresores lo señalarán de “acosar mujeres”. “Un joven con la cara pintada de rojo y negro le dio un golpe en la nuca; él gritó, y enseguida llegaron otro muchacho y una mujer que le gritaron: ‘Ahí tiene, para que siga acosando’”, relató uno de los testigos.
Jaime intentó levantarse y caminar unos metros, pero sus agresores no se detuvieron. Juan Carlos Suárez Ortiz cruzó la calle, se reunió con su grupo y dijo: “¿Será que lo persigo? Aliéntenme denme ánimos, yo sé que yo puedo acabar con ese man si yo quiero”. La mujer le respondió: “No, que mucho kickboxing, yo le hubiera pegado más”.
Acto seguido, salió corriendo, lo alcanzó y le propinó el primer golpe que lo derribó. El otro joven, también con la cara pintada, se sumó a la agresión: entre ambos le dieron patadas y puños mientras la víctima yacía indefensa en el suelo. Luego huyeron.
La víctima fue trasladada primero al Hospital de Chapinero, pero debido a la gravedad de sus heridas fue remitida al Hospital Simón Bolívar, donde recibió atención en neurocirugía y posteriormente en la Unidad de Cuidados Intensivos. Allí sufrió un paro cardiorrespiratorio que le causó la muerte.
Mientras tanto, Juan Carlos Suárez Ortiz fue capturado junto a las dos mujeres, quienes quedaron en libertad. Por su parte, Ricardo González huyó a Cartagena y no se conocía de su paradero, hasta este lunes que se entregó.
En este contexto, la Fiscalía pidió enviarlo a la cárcel argumentando que podía intentar huir de nuevo, pero que también su comportamiento lo podía volver a repetir. Para probar esos argumentos, la fiscal demostró entrevistas que dan cuenta que Ricardo González, un día después del ataque, llegó a trabajar en un puesto de San Victorino como si nada hubiera pasado y horas después huyó.
La Fiscalía también está evaluando la posibilidad de llamar a imputación a alguna de las dos mujeres que hicieron presencia en el ataque, en especial aquella que incitó los hechos.
(Colprensa)



