Por estos días, el ambiente en torno a Atlético Nacional se percibe enrarecido. Los altibajos deportivos y las decisiones cuestionables desde el banquillo técnico han encendido la molestia de una hinchada que, acostumbrada a la grandeza, hoy observa a su equipo sin un estilo definido, desordenado en la cancha e incapaz de generar contundencia ofensiva. La victoria por la mínima diferencia frente a Envigado FC fue apenas la gota que rebosó el vaso.

Aunque algunos podrían argumentar que la campaña del equipo es “aceptable”, la vergonzosa eliminación de la Copa Conmebol Libertadores y partidos grises como el de la fecha reciente han deteriorado la paciencia de la afición. En redes sociales, tribunas digitales de opinión, la exigencia es clara y fuerte: la salida de Javier Gandolfi.

Pero la inconformidad no se detiene en el técnico. Jugadores como Edwin Cardona y Alfredo Morelos también están bajo la lupa. Su estado físico, lejos de lo que exige el fútbol de élite, refleja falta de compromiso y desconexión con la responsabilidad que significa vestir la camiseta verdolaga.

El divorcio entre el club y sus hinchas crece a pasos agigantados. No se trata solo de los resultados deportivos, sino de una estrategia de comunicaciones que parece ir a contracorriente de lo que la institución necesita. Se habla de escándalos internos: presunto amaño de preguntas en ruedas de prensa, segregación de medios de comunicación y hasta la exigencia de publicaciones favorables como requisito para acceder a acreditaciones. Todo esto alimenta la desconfianza y ahonda la brecha con quienes, en últimas, son el corazón del equipo: los aficionados.

Porque sí, los hinchas pagan una de las boletas más caras del país. Lo hacen para ver espectáculo, goles, alegría y, sobre todo, títulos. Nacional no es un club más; es una institución con un legado que exige grandeza. Vestir su camiseta no debería ser un privilegio pasajero, sino un compromiso permanente con la historia y la hinchada.

El futuro inmediato no da espera. El Clásico Paisa, siempre cargado de historia y rivalidad, será la prueba de fuego para Gandolfi. Una derrota frente al DIM, en condición de visitante, podría sellar su salida y dejar a Nacional en una situación aún más incómoda ante la afición.

En conclusión, lo que ocurre hoy con Nacional no es un simple bajón futbolístico. Es un llamado de atención a su dirigencia, al cuerpo técnico y a los jugadores. El “Fuera Gandolfi” que retumba en las tribunas y redes sociales es, en realidad, el síntoma de un malestar más profundo: el reclamo de una hinchada que se niega a aceptar la mediocridad en un club que fue, es y debe seguir siendo, sin discusión, el más grande de Colombia.

Foto: Colprensa