Colombia atraviesa un proceso de envejecimiento demográfico que transformará su estructura social y económica en las próximas décadas. Según proyecciones del DANE, para 2050 el país contará con más de 14 millones de adultos mayores, un desafío que obliga a repensar cómo planificar las finanzas personales a partir de los 50 años.

A esto se suma que la esperanza de vida promedio se mantiene en 77 años, lo que significa que muchas personas deberán financiar más de dos décadas sin ingresos laborales activos. En este contexto, los expertos insisten en la necesidad de diseñar una estrategia financiera que combine estabilidad, autonomía y liquidez.

“Llegar a los 50 implica un cambio estructural en el horizonte financiero. El tiempo para asumir riesgos se acorta y el foco pasa a garantizar flujo de caja y autonomía en la etapa de retiro. Invertir después de los 50 no debe centrarse en buscar rentabilidades altas a cualquier costo, sino en una estrategia prudente y adaptada a la etapa vital”, señaló Luis Felipe Molina, especialista en inversiones de Credicorp Capital.

Seis claves para invertir después de los 50

  • Ajustar el perfil de riesgo: reducir la exposición a activos volátiles y priorizar la estabilidad financiera.

  • Acortar el horizonte de inversión: tomar decisiones con plazos más cercanos y objetivos concretos ligados a la jubilación.

  • Proteger el capital: elegir instrumentos financieros que conserven el valor del patrimonio acumulado.

  • Generar flujo de caja: estructurar portafolios que permitan ingresos periódicos a través de intereses o dividendos.

  • Anticipar gastos médicos: planificar con anticipación la cobertura en salud, un rubro que crece con la edad.

  • Mantener la diversificación: combinar activos seguros, líquidos y con beneficios fiscales para reducir riesgos.

Decisiones que marcan la diferencia

De acuerdo con los especialistas, la inversión en esta etapa de la vida no significa dejar de arriesgar, sino invertir de manera distinta, con un enfoque en sostenibilidad y control. La planeación permite sostener el bienestar personal a lo largo del tiempo, incluso cuando desaparezcan los ingresos laborales, y reduce la dependencia económica de terceros.

“Una sola decisión financiera bien tomada puede marcar la diferencia entre una vejez limitada y una vida con autonomía y tranquilidad”, concluyó Molina.

Foto: Colprensa