En una contundente intervención durante la primera plenaria del Senado tras la irrupción de un escándalo por presunta corrupción, Iván Name, presidente del Senado de Colombia, refutó las acusaciones que lo vinculan con irregularidades en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd).

Name fue señalado por Sneyder Pinilla, exdirectivo de la entidad, de haber recibido un soborno de 3.000 millones de pesos para facilitar reformas sociales del presidente Gustavo Petro.

El presidente del Senado desmintió tener cualquier relación con Pinilla y afirmó que las acusaciones en su contra son «infundadas», realizadas por «un corrupto en una encrucijada judicial».

Durante su discurso, Name enfatizó su inocencia y compromiso con la transparencia, declarando: “No recibí dineros ilícitos. Mi proceder democrático es contraevidente al de decir que los recibí en procura de favorecer unas reformas que combatí enfáticamente y les consta a todos”.

Name también destacó su posición crítica hacia algunas de las políticas del actual gobierno, como la reforma pensional recientemente aprobada en el Senado, la cual no apoyó. Según él, esta es una prueba de su independencia política y prueba de que las acusaciones son parte de una maniobra para desacreditarlo.

Name reafirmó su disposición a enfrentar cualquier procedimiento judicial y cruzar la plaza de Bolívar para responder ante la Corte Suprema de Justicia, si fuese necesario.

Finalmente, el senador hizo un llamado a la reflexión sobre el trato a las figuras públicas y la integridad de las instituciones colombianas.

“Hace parte de nuestra naturaleza el anticiparnos a las crucifixiones para lamentarnos. El país sabe con claridad, nunca busqué, nunca he delirado como el escenario y el protagonismo, como otros que se han hecho a punta de hablar mal de las instituciones y de los hombres”, concluyó Name.

Las acusaciones y la defensa de Iván Name se producen en un momento de agitada política nacional, donde la transparencia y la ética de los funcionarios públicos están más vigiladas que nunca.