En medio de la tormenta mediática que rodeó sus declaraciones, Laura Gallego Solís, quien hasta hace poco ostentaba el título de Señorita Antioquia, ha demostrado que los errores también pueden transformarse en un acto de valentía y autenticidad.

A través de una carta pública, Laura habló desde la serenidad y la convicción, reafirmando que ser mujer y más aún, representar a Antioquia no significa quedarse en silencio ni renunciar a tener criterio propio.

“Hace unos días fui elegida Señorita Antioquia, un honor que recibí con profunda gratitud y con la ilusión genuina de representar a la tierra que amo. Sin embargo, también soy una mujer con criterio, con una trayectoria de activismo cívico y con una voz política que jamás he ocultado ni ocultaré”, escribió.

En un país donde la exposición pública puede amplificar cualquier error, Laura eligió asumir su responsabilidad con madurez, sin evadir las consecuencias, pero también sin permitir que la reduzcan a un titular negativo. Con la serenidad que da la reflexión, defendió la idea de que las mujeres no deben ser juzgadas solo por sus palabras en un momento de tensión, sino por el conjunto de su historia, su formación y sus valores.

“Siempre he creído que las mujeres somos mucho más que una cara bonita o un vestido elegante. Las mujeres somos inteligencia, carácter, autenticidad y determinación”, subrayó en su carta.

Su renuncia al título no fue un acto de rendición, sino de coherencia. En sus propias palabras:

“Me niego a que una corona se convierta en mordaza. No renuncio a mis sueños, renuncio a lo que pretende silenciar mi voz.”

Más allá de la polémica, lo que queda es el mensaje de una joven que aprendió, reflexionó y transformó la adversidad en una oportunidad para hablar de libertad, equidad y respeto. Laura representa a una generación de mujeres que no se esconden, que piensan, se equivocan, piden perdón y siguen adelante con dignidad.

En tiempos de redes sociales donde un error puede destruir reputaciones, Laura Gallego recuerda que la grandeza no está en no fallar, sino en saber levantarse con humildad y coherencia. Su historia es un llamado a la empatía, a la comprensión y al respeto por la diversidad de pensamiento.

Antioquia y Colombia necesitan más voces femeninas valientes, que no teman defender sus convicciones ni reconocer sus errores. Laura Gallego, con su carta, ha dado un paso en esa dirección: la de una mujer que entiende que la verdadera corona es la autenticidad.