A las 6:40 p.m. (hora colombiana), del pasado 24 de mayo, la montañista colombiana Margarita Moreno hizo historia, al alcanzar la cima del Monte Everest (8.849 metros), convirtiéndose en la primera colombiana en lograr el reto de ‘Las Siete Cumbres’, las más altas.
Un reto que comenzó hace ocho años, con mucha paciencia, preparación y cuidado, para lograr la cima, además del Everest (Asia), lo hizo en Aconcagua (Sudamérica), Denali (América del Norte), Kilimanjaro (África), Elbrus (Europa), Puncak Jaya / Carstensz Pyramid (Oceanía) y Vinson (Antártida).
Esta última etapa para este logro lo comenzó la deportista bogotana de 39 años de edad, el pasado 9 de abril, cuando partió hacia el Himalaya. Entre ceremonias con las comunidades locales, períodos de aclimatación, ascensos y descensos técnicos, y enfrentando las extremas condiciones de la montaña más alta del mundo, logró coronar la cima del planeta un mes y medio después.
Un día antes de lanzar su intento final, una tos persistente encendió las alarmas. Para los montañistas, este síntoma puede escalar rápidamente en gravedad a medida que se asciende. Pero Margarita, con años de experiencia, temple y preparación física y mental, decidió confiar en su cuerpo y su instinto.
Tras este logro y un periodo de recuperación, Margarita María Moreno habló sobre este logro, el extenso proceso para lograr ‘Las Siete Cumbres’, el montañismo en Colombia y los pasos a seguir.
Un logro de altura
-¿Cuáles son esas sensaciones que siente tras pocas semanas de haber logrado completar las Siete Cumbres?
Un poco de cansancio, pero me he ido recuperando. También un gran sentido de agradecimiento con todo el mundo, desde la montaña por darme el permiso de entrar y subirla, escalarla, llegar a su cumbre y bajar de manera segura, literalmente con un solo rasguño. Con mi equipo que estuvo a mi lado, mis compañeros, mis guías, mis sherpas, que sin ellos nada esto hubiera sido posible. También con Nepal por darme la bienvenida y por permitirme entrar y darme el permiso también para llegar a esa montaña, con mi familia y con tantos mensajes que me han llegado.
También siento mucha alegría por haber podido completar este reto que me propuse hace ocho años, con un orgullo y un honor de haber podido elevar la bandera de Colombia en lo más alto del mundo como nadie más lo ha hecho, es una es algo que todavía ni siquiera puedo creer.
-¿Cómo empezó este reto hace ocho años?
Todo inició cuando hice un viaje al Himalaya y vi esas montañas por primera vez. Vi el Everest a la distancia, me enamoré y dije: «Wow, algún día quisiera poder estar allá» y simplemente me propuse hacer esa meta.
Luego, investigando encontré algo que se llama ‘Las Siete Cumbres’ y decidí emprender este camino, con mucha dedicación y mucho entrenamiento.
-¿Dejó para el final el Everest?
Dejé para el final la más difícil. Traté de hacer este proceso de manera gradual, de una de las montañas más fáciles hasta la más difícil, utilizando cada montaña, no solamente las siete cumbres sino volcanes y otras montañas que han venido formándome en el montañismo a lo largo del proceso, que me han enseñado y me han preparado para la siguiente cumbre, y esa cumbre me ha venido preparando para la siguiente y así sucesivamente.
Así intenté hacer el orden de las cumbres, en lo posible, porque había unas que estaban cerradas por muchos años, porque es muy rico ir a hacer montañismo y no querer ir a sufrir o a estar en aprietos por no tener el conocimiento o la preparación suficiente.
-¿Qué tanto ha cambiado el montañismo a lo largo de su carrera?
He visto un gran cambio en muchos campamentos, en muchos lugares a nivel ecológico. Se han impuesto nuevos reglamentos donde se limita o se controlan elementos como los desechos humanos, que ya no se dejan en el monte, sino que hay que guardarlos y bajarlos de la montaña, lo que la mantiene más limpia.
-Al principio agradecía a su equipo de trabajo. ¿Cómo se conforma un equipo de trabajo para un reto de esta magnitud?
Para prepararme a nivel físico, yo lo he hecho sola. Simplemente busqué por internet cómo prepararse para hacer estas montañas, también hablé con amigos y compañeros de montaña que también se preparaban. Ha sido un proceso un poco solitario en ese sentido.
En todas las montañas que he hecho siempre he ido con empresas que tienen guías que te acompañan, yo nunca voy sola, siempre voy con alguien porque es más responsable, es más seguro, uno no sabe qué le pueda pasar. Es rico compartir con otras personas este proceso y este deporte tan lindo.
-Para el Everest, ¿requirió una preparación especial?
Específicamente para el Everest fueron un poco más de tres años, pero entrenando duro a diario, o sea, seis días a la semana.
-¿Fue realmente lo que esperaba al llegar ya a la cumbre?
Trato de no ir con expectativas a lugares para no desilusionarme en caso de que no sea lo que me imagino. Yo solamente iba dando paso a paso, concentrada en hacer las cosas bien, en no caerme, en llegar.
Para mí fue muchísimo mejor de lo que me imaginaba. Tengo compañeros que hicieron cumbre en la primera ventana, yo fui en la segunda, y ellos subieron con muchas filas delante de ellos y tuvieron que parar por dos o tres horas esperando a dar un paso.
Algunos de mis compañeros tuvieron heridas de frío en sus dedos de los pies y se le congelaron. En cambio, yo no tuve ni una sola persona al frente, ni heridas, por lo que tuve una experiencia muy bonita, con un amanecer saliendo justo cuando estábamos en la cumbre, así que fue absolutamente mágico e inolvidable.
-¿Son reales las largas filas para subir al Everest?
Allá el clima cambia mucho, es muy variable y hay que buscar ventanas de clima donde se pueda subir de manera segura. Si hay vientos muy fuertes no se recomienda, porque es arriesgar la vida muchísimo más de lo que ya se está arriesgando.
Y la gente trata de ir siempre en la primera ventana porque quieren ser los primeros en llegar. Cuando esto pasa, se acumulan muchísimas personas en una misma línea, porque por la misma línea que se sube, se baja, y se vuelven filas y hay personas que son más lentas que otras y simplemente hay que pararse a esperar.
Mi experiencia no fue así. Tuvimos filas en campo base a campo uno y también de campo tres a cuatro, pero no en la cumbre del Everest. Tuvimos el camino completamente despejado frente a nosotros, como dos o tres personas más. Depende del día, depende del clima y también de la suerte.
Siempre digo que el montañismo es un juego de esperar, de mucha paciencia y afortunadamente en mi equipo estaban todos muy tranquilos, nadie tenía afán de subir o de llegar. Nosotros siempre estábamos pensando en qué es lo más seguro para el equipo, porque todos queremos regresar a casa. Así que sentarse a esperar era algo de todos los días, porque en la montaña es la reina y el clima es el rey, él dicta cuánto puede subir y aún así puede variar.
Mujeres en la montaña
-¿Qué tantas mujeres encuentran realizando montañismo de ese nivel?
Cada vez más, y es un gusto encontrarse con mujeres supremamente fuertes, soñadoras, echadas para adelante, que están rompiendo récords, que están haciendo historia. El año pasado hice la Pirámide de Carstensz y fue muy bonito porque fue la primera expedición en donde vi más mujeres que hombres. Cada una tenía una historia diferente, un camino diferente.
A veces uno tiene que pedir ayuda y el compañero que está al lado te la brinda. Alguien está teniendo un mal día y alguien cuenta un chiste y le arregla el día. Nos apoyamos porque no es una competencia, no es una maratón. Aquí lo importante es la experiencia de montañismo.
-¿Cómo se encuentra hoy en día el montañismo en Colombia?
Cada vez hay más personas interesadas en hacer montaña y es algo que viene desde hace un tiempo. No llegamos aún al nivel de Ecuador, Bolivia o Perú, que llevan más años en el montañismo, pero si hay muchas ganas, la gente quiere hacerlo y poco a poco hay más personas haciéndolo porque tenemos unas montañas muy lindas.
-¿Cómo se inicia en el montañismo?
Yo siempre recomiendo preparar el cuerpo, empezar lentamente, no saltarse pasos porque ahí es donde vienen las malas experiencias o accidentes y no se disfruta. Primero que todo es bueno hacerse un chequeo médico y ver si uno tiene algún problema médico que le afecta en la altitud o en la montaña y que allí se pueda agravar, porque pasa mucho.
Hacer un proceso gradual de altitud, de dificultad, de distancia, de nivel técnico, hacer cursos de primeros auxilios, lo cual es muy importante porque si tienes un conocimiento básico puedes ayudar a una persona que esté en en aprietos, puedes salvar una vida o puedes también saber qué síntomas estás sintiendo.
-¿Qué viene para Margarita Moreno con la montaña?
Yo sigo escalando montañas, sean reconocidas o no conocidas. También sigo con mi proyecto paralelo que se llama ‘Las Siete Cumbres Volcánicas’, que son los siete volcanes más altos del mundo y ya me faltan dos.
Aún no sé cuándo voy a poder terminar las otras, es un proceso, sin afanes. También quiero hacer los picos más altos de Europa, pero depende del tiempo.
Fotos y noticia: Colprensa