La oposición serbia ha anunciado su decisión de boicotear la repetición parcial de las elecciones legislativas programada para el 30 de diciembre. El gobierno propuso realizar un nuevo sufragio en solo 30 de los 8.000 colegios electorales del país, una medida que la oposición considera insuficiente para abordar las presuntas irregularidades que alega. La coalición «Serbia contra la violencia» afirmó en un comunicado que la repetición no puede deshacer el presunto fraude y corregir la injusticia que, según ellos, ocurrió el 17 de diciembre.

La coalición argumenta que la participación en la repetición carece de sentido cuando varios parlamentarios están en huelga de hambre, disidentes políticos han sido arrestados y estudiantes han sido agredidos por la policía y detenidos. Desde la votación del 17 de diciembre, manifestantes opositores han llevado a cabo protestas diarias frente a la comisión electoral, cuestionando los resultados.

La victoria en las elecciones legislativas del 17 de diciembre fue reclamada por el partido del presidente Aleksandar Vucic, la derecha nacionalista, con un 46% de los votos, en comparación con el 23,5% de la coalición de oposición. La coalición opositora, «Serbia contra la violencia», ha denunciado el fraude, especialmente señalando que a los votantes serbios de Bosnia se les permitió votar ilegalmente en Belgrado, una acusación que ha generado tensiones y protestas.

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Observadores internacionales, incluidos los de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), han señalado «irregularidades» en la votación, como la «compra de votos» y el «relleno de urnas». Estos informes han avivado la indignación de los manifestantes opositores, quienes intentaron irrumpir en la alcaldía de Belgrado y bloquearon calles exigiendo una revisión de las listas electorales.

En este contexto de tensión, el Kremlin ha respaldado la victoria del Partido Progresista Serbio de Vucic, calificando la situación como un asunto interno de Serbia. Mientras tanto, Rusia acusa a Occidente de instigar una revolución popular en Serbia, alegando que hay intentos de caldear la situación utilizando técnicas similares a los «golpes de Estado al estilo Maidán». La situación política en Serbia sigue siendo volátil, con la oposición firme en su boicot a la repetición electoral y la tensión aumentando en las calles.