El trámite de la reforma tributaria del gobierno Petro entró en un nuevo escenario de tensión luego de que varias firmas que respaldaban el archivo de la iniciativa fueran retiradas sin previo aviso. La situación obligó a las comisiones económicas conjuntas a reabrir el debate, pese a que la oposición sostiene que los votos para hundir el proyecto siguen estando sobre la mesa.

Gobierno intenta salvar la reforma con nuevos ajustes

Frente a este panorama, el Ejecutivo aceleró la presentación de cambios para intentar mantener en vida la reforma tributaria, considerada esencial para asegurar recursos del presupuesto nacional del próximo año.

El ministro de Hacienda, Germán Ávila, explicó que la nueva proposición se concentra en modificar la regla de no deducibilidad de regalías en el impuesto de renta para el sector extractivo. La propuesta anterior fue rechazada por la Corte Constitucional, que cuestionó la forma en que se manejaban los pagos en dinero y en especie.

El Gobierno aseguró que ya incorporó los ajustes exigidos e incluyó una cláusula de protección frente a las variaciones en los precios del petróleo, lo que permitiría hacer viable la medida.

Ávila defendió así la nueva propuesta:

“Con esta adición, respaldada por el Ejecutivo, se proyecta un recaudo adicional de $3 billones al año, lo que abre la puerta para revisar otros puntos sensibles de la reforma”.

Menos presión para licores y carbón; foco en el sector financiero

El ministro también señaló que, con este incremento en ingresos, se podría descartar el aumento de impuestos a los licores y evaluar de nuevo la tarifa al carbón. Sin embargo, dejó claro que la reforma mantiene el objetivo de incrementar la tributación del sistema financiero, al considerar que el sector tiene la capacidad para aportar a la financiación de programas sociales.

Un debate que sigue abierto y cargado de tensiones

Aunque el Gobierno insiste en que la reforma es necesaria para equilibrar las cuentas del país, los opositores exigen claridad en el trámite legislativo y advierten que ningún ajuste técnico puede reemplazar un debate transparente y completo. Por ahora, la reforma continúa sin consensos y con un ambiente político cada vez más tenso.