En los últimos años se ha visto en Colombia un avance significativo de las grandes cadenas de supermercados como D1, Ara, Oxxo, Éxito y otros, que poco a poco copan todas las esquinas en las ciudades.
Sin duda esto significa el paulatino desplazamiento de las tiendas de barrio, una institución que desde tiempos remotos funciona dentro de una identidad cultural y comercial de las localidades urbanas.
El tendero no solo se ha convertido en un colaborador eficaz en materia de provisión de artículos de primera necesidad, sino que su presencia ha implicado acercamiento a la vecindad, conocimiento de sus clientes y ha sido elevado a la categoría de personaje fundamental en la comunidad.
Pero lo que ha pasado, es que el tendero ha tenido que desplegar un trabajo enorme para poder sostener su unidad de negocio, en donde ha involucrado a su familia y en donde no ha tenido espacio para una capacitación, ni permanente ni esporádica, y tampoco para diseñar una organización que se ajuste a las necesidades de los usuarios o a las asechanzas de la competencia.
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Por estas razones, es importante que organismos como el Ministerio de Comercio y el Sena, puedan actuar para propiciar la organización de los tenderos, para incorporarlos a un plan de capacitación, para facilitar su formalización y para poner a su disposición unos elementos técnicos que permitan la orientación en el diseño de actividades que tienen que ver con el funcionamiento y desarrollo de su negocio.
Así mismo es importante, una vez formalizados, que también se les brinde la oportunidad de acceder a alternativas de crédito, para que puedan estar en condiciones de financiar desarrollos que les permita su sostenibilidad y crecimiento.
Dentro de las realidades sociales que vive un país y dentro de los requerimientos que tienen sus comunidades, es importante pensar en los más débiles, para que estos tengan oportunidades y para que el mismo Estado les pueda brindar unas herramientas para que puedan estar en condiciones de afrontar las realidades que los rodean.
Es claro que las grandes cadenas han encontrado una oportunidad que les permite su crecimiento, y lo están logrando con creces, pues la primera de esas cadenas citadas, ya registra ingresos operacionales superiores a los $19 billones, lo que las convierte en organizaciones con un músculo financiero enorme, que seguramente les permitirá ejecutar grandes proyectos con ambiciosos objetivos.
Que bueno que las tiendas de barrio tengan su oportunidad real de jugar en el mercado, y que puedan contar con herramientas que les permita ser jugadores eficientes, y sobre todo, con un futuro despejado frente a lo que constituye su unidad de negocio y su bienestar familiar.
Por Eduardo Durán Gómez