15 de mayo de 2025. En plena fase de posicionamiento como precandidata presidencial, Vicky Dávila vuelve a captar la atención, esta vez no por una propuesta de gobierno o una postura política clara, sino por una imagen publicada en sus redes sociales en la que aparece abrazando al pollo de Frisby, la icónica mascota de la cadena colombiana de comida rápida.
El gesto, aparentemente solidario con la empresa que enfrenta una disputa por la identidad de marca en Europa, fue acompañado por el mensaje:
«Por la victoria de Frisby. Porque nadie lo hace como Frisby lo hace… Estamos contigo, el original«.
Sin embargo, el acto no ha pasado desapercibido para la opinión pública, que cuestiona el uso simbólico y emocional de la marca con fines claramente electorales.
¿Un acto de patriotismo comercial o un guiño al voto popular?
En un momento en que Frisby se ha convertido en símbolo de identidad nacional para algunos sectores, la exdirectora de la Revista Semana parece haber identificado una oportunidad mediática para conectar con el “colombiano de a pie”, aunque sea a través de una mascota publicitaria.
La acción ha sido calificada en redes sociales como “populismo gourmet”, y varios usuarios han ironizado diciendo que “Dávila busca los votos hasta del pollo de Frisby”. Otros apuntan a una estrategia de marketing político que explota símbolos culturales en lugar de presentar propuestas estructuradas.
Mientras tanto, voces críticas cuestionan el silencio de la precandidata en otros temas fundamentales del debate público, como la reforma laboral o la crisis institucional en el Congreso.
¿Una tendencia en alza?
Este tipo de gestos no son nuevos en política, pero su frecuencia aumenta en tiempos preelectorales. El abrazo al pollo —literal y simbólicamente— puede haber generado titulares, pero también abre la discusión sobre los límites del oportunismo político y la instrumentalización de causas populares por parte de figuras en campaña.
Editorial Nación Paisa
Foto: Colprensa