El mundo entero anda asfixiado con la telefonía celular; nadie llegó a sospechar que todas las actividades humanas llegaran a tener tanta dependencia de un aparatico que cabe en cualquier bolsillo. Allí no solo se hacen llamadas, sino mensajería, acceso a portales con infinita información y al manejo de aplicaciones en donde se pueden manejar toda clase de movimientos, hasta las operaciones bancarias; incluso el televisor puede adaptarse a su pantalla y desde allí ver una infinita gama de contenidos, todo acrecentado ahora con la inteligencia artificial, que ayuda a acceder a información de avanzada que todo lo identifica o transforma, para bien o para mal.

Por estas razones se ha vuelto un instrumento adictivo, todo se quiere consultar allí y cualquier operación es posible hacerla con su activación. Al principio creíamos que era una entretención de jóvenes, pero poco a poco fue invadiendo todas las edades; hoy en día hasta los ancianos no quieren separarse de él, aunque les cueste trabajo su operación.

Esta situación ha llevado a la humanidad a ser otra, pues las personas se refugian en mundos solitarios en donde no tienen tiempo para la conversación, para la interacción entre los seres que se encuentran, pues ya casi ni se miran las caras; nadie quiere quitar la vista del celular.

Los establecimiento educativos están alarmados, pues mientras el profesor trata de llamar la atención de sus alumnos, estos se valen de mil mañas para estar atentos a su móvil, desde allí pueden estar hablando con otro compañero, o con todos al tiempo a través de los grupos de chat, o con cualquier persona al exterior de las aulas. También puede estar pendiente de los contenidos de sus aplicaciones.

Pero resulta igualmente un problema en el trabajo. Los trabajadores simulan estar frente a un computador, pues realmente están es atentos a su celular; en las mismas juntas directivas, cuando es la hora de las decisiones tienen que solicitar que se repita lo que se está solicitando aprobar, pues muchos no han puesto cuidado.

¿Qué viene? Sin duda las medidas restrictivas a su uso. Las autoridades educativas, ante la falta de una regulación gubernamental, ya están aplicando restricciones individuales al respecto. Igualmente, en muchas entidades se está exigiendo dejar los celulares a la entrada, para evitar su operación mientras se delibera.

Preocupa que, a los menores de edad, los párvulos, se les enseña a estar entretenidos con el celular, casi antes de que comiencen a caminar, y de allí están saliendo otra clase de personas, las que dependen de un aparato móvil, las que no quieren integrarse a la sociedad, las que desvían su formación hacia conductas atípicas y perversas, pues en esos contenidos es en donde se han formado.

Foto y noticia: Colprensa