El inminente inicio de operaciones del Metro en Bogotá no solo representa la obra de infraestructura más esperada de las últimas décadas, también abre un desafío mayor: construir una verdadera Cultura Metro que garantice respeto, disciplina ciudadana y apropiación de lo público.

Este concepto, que ha sido clave en Medellín, ahora aparece en el escenario electoral de la capital. La comunicadora social y politóloga Claudia Elena Mejía Acosta, magíster en Ciencias Políticas y con más de ocho años de experiencia en cargos directivos en el sector público, lanzó su campaña a la Cámara de Representantes por Bogotá con esta bandera como eje central.

Nacida en Medellín y criada en Caldas, Antioquia, Mejía Acosta conoce de primera mano el impacto de la Cultura Metro en su ciudad natal: un modelo que no se limitó al transporte, sino que transformó las relaciones entre ciudadanos y espacio público, fomentando valores de respeto, cuidado y pertenencia.

“La construcción del Metro en Bogotá debe ir más allá del cemento y los rieles. Esta ciudad tiene la oportunidad de crear una nueva cultura ciudadana alrededor de este proyecto, que fortalezca la confianza en lo público y promueva el respeto en el espacio compartido”, señaló la candidata durante el anuncio de su campaña.

Según su propuesta, la Cultura Metro debería convertirse en un eje transversal de las políticas públicas de la capital, con programas de educación ciudadana, participación comunitaria y acompañamiento pedagógico, de modo que los bogotanos asuman el sistema no solo como un servicio, sino como un compromiso colectivo.

El debate no es menor. Expertos en movilidad han advertido que, sin cambios en el comportamiento ciudadano, el Metro podría enfrentar problemas de deterioro, vandalismo o desconfianza. En ese contexto, la discusión planteada por Mejía Acosta busca resaltar la dimensión social del proyecto más grande de Bogotá en este siglo.

Con este anuncio, la aspirante al Congreso instala un tema que podría marcar diferencia en la contienda electoral: el Metro como motor de transformación social y no solo como obra de ingeniería.

Foto: Colprensa