Las principales aerolíneas que operan desde Colombia y España hacia Venezuela decidieron suspender sus itinerarios de manera preventiva luego de que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos emitiera una alerta sobre riesgos potenciales para la navegación aérea debido al deterioro de la seguridad y el incremento de la actividad militar en la región.

La decisión de las compañías aéreas respondió directamente a la emisión del aviso oficial conocido como NOTAM A0012/25 por parte de las autoridades estadounidenses. La entidad norteamericana advirtió que existe un peligro latente en el Área de Información de Vuelo de Maiquetía, que cubre gran parte del espacio aéreo venezolano.

Según el documento, se recomendó a los operadores aéreos «extremar la precaución» al volar en esta zona debido a que la situación de seguridad empeoró recientemente. El organismo estadounidense detalló que desde septiembre registró un aumento considerable en las interferencias de las comunicaciones y una mayor presencia de fuerzas militares activas en los alrededores.

La advertencia profundizó en los riesgos técnicos que enfrentan los pilotos. La autoridad de aviación explicó que los aviones civiles podrían sufrir problemas con sus sistemas de ubicación satelital, conocidos como GNSS. Estos fallos, provocados por inhibidores de señal, tienen el potencial de afectar a las aeronaves incluso a una distancia de 250 millas náuticas, lo cual impacta equipos críticos de comunicación y vigilancia a bordo.

Además, aunque aclararon que Venezuela no manifestó intención de atacar vuelos comerciales, el reporte subrayó que las fuerzas armadas de ese país poseen aviones de combate avanzados y sistemas de defensa antiaérea capaces de alcanzar las alturas donde viajan los aviones de pasajeros.

Ante la gravedad del comunicado internacional, la Aeronáutica Civil de Colombia (Aerocivil) actuó de inmediato. La entidad ordenó a todas las aerolíneas colombianas que presentaran un análisis de riesgo y planes de contingencia urgentes. El objetivo de esta medida fue coordinar con los operadores comerciales la manera más segura de proceder sin poner en riesgo la vida de los viajeros ni de las tripulaciones. Aerocivil activó un plan de coordinación inmediata para evaluar si era viable mantener la conectividad aérea bajo estas nuevas circunstancias de incertidumbre militar y técnica.

Las compañías aéreas acataron los lineamientos y priorizaron la seguridad sobre la operación comercial. Latam canceló el vuelo que tenía programado hacia Caracas y extendió la medida para las operaciones del 23 y 24 de noviembre. La empresa señaló que su prioridad es mantener el máximo estándar de protección mientras monitorea la situación día a día.

Para no afectar el dinero de los usuarios, Latam ofreció alternativas claras que incluyen el cambio de fecha del vuelo hasta un año después de la compra sin penalidad, la devolución total del dinero o el cambio de ruta con destino final a Cúcuta sin cobros adicionales. Todas estas gestiones se habilitaron a través de su página web y aplicación móvil.

Por su lado, Avianca también tomó medidas drásticas y suspendió los dos vuelos que tenía programados, incluido uno que debía despegar en la mañana. La aerolínea explicó que estos cambios obedecen a ajustes operacionales necesarios para garantizar la seguridad. Desde Europa, la aerolínea española Iberia se sumó a las cancelaciones tras recibir la alerta de la FAA.

Fuentes de la compañía confirmaron que evaluarán la evolución del conflicto antes de retomar su operativa, cuyo primer vuelo estaba previsto para el próximo lunes 24 de noviembre. En contraste, la aerolínea Wingo mantuvo sus vuelos regulares este sábado, pero indicó que evalúa constantemente cómo avanzan las condiciones de seguridad para definir si operará en los próximos días.

El escenario que provocó esta parálisis aérea se enmarca en una escalada de tensión política entre Washington y Caracas. Estados Unidos intensificó su presencia militar en la zona del Caribe y el Pacífico mediante la operación ‘Lanza del Sur’, que incluyó el despliegue del portaaviones USS Gerald Ford, el buque de guerra más grande de su Armada.

Las autoridades estadounidenses realizaron acciones contra supuestas embarcaciones de narcotráfico en la región, hechos que organismos internacionales vigilan de cerca. Además, el gobierno de Donald Trump acusó a funcionarios venezolanos de mantener vínculos con el denominado Cártel de los Soles y anunció que designará a este grupo como organización terrorista extranjera, lo que elevó aún más la fricción diplomática y militar en la frontera aérea.

 

(Colprensa)