Llegó en la noche del miércoles a Bogotá el polémico empresario Carlos Mattos, luego de que fuera extraditado desde Madrid (España) para responder por cuatro delitos, relacionados con el pago de coimas para obtener fallos judiciales a su favor, en el caso de Hyundai.

El empresario llegó acompañado por un médico, de acuerdo con el requerimiento que al respecto hizo la Audiencia Nacional Española para su traslado desde Madrid a Bogotá, a donde arribó sobre las 8:40 p.m. en un vuelo de la aerolínea española Iberia.

«Quieren matarme, Colombia entera sabe quiénes son, quién está detrás de mí. Ya han matado a dos», dijo Mattos, mientras lucía una chaqueta con la que quiso cubrir su rostro, ante el asedio de las autoridades.

Para su traslado, La Policía Internacional (Interpol) de Colombia recibió en el aeropuerto de Barajas a Mattos, para lo cual envió a dos mayores y un mando ejecutivo para cumplir con esta diligencia judicial, que estaba pendiente desde febrero pasado.

Mattos fue reseñado a su llegada por la Dirección de Investigación Criminal (Dijín) e Interpol, y fue puesto disposición de las autoridades judiciales.

El extraditado tendrá que responder por los delitos de cohecho por dar y ofrecer en grado de autoría, utilización ilícita de redes de comunicaciones, acceso abusivo a un sistema informático y daño informático.

Lo anterior debido a una orden de captura emitida el pasado 7 de mayo por la Fiscalía séptima delegada ante el distrito judicial de Bogotá.

El empresario, quien era buscado desde 2018 en los 194 países de Interpol con circular azul y roja, fue detenido en España el pasado 6 de octubre, mientras hacía la presentación periódica ante la Audiencia Nacional de España.

Esto en atención a la notificación roja de Interpol solicitada por Colombia, con lo que se dio inicio a su solicitud de extradición.

La Fiscalía General lo acusa de sobornar a funcionarios judiciales e ingenieros que aparentemente le ayudaron a acelerar el curso de una millonaria demanda contra la multinacional Hyundai Motor, que en 2015 decidió prescindir de la representación de Mattos en Colombia.

Con el soborno, Mattos logró que su demanda llegara al despacho del juez Reinado Huertas, quien falló a su favor una acción judicial con la que pretendía beneficiarse con el pago de 700.000 millones de pesos.