En la vereda Los Toros, en Amalfi (Antioquia), el drama humanitario se agudiza: familias confinadas, estudiantes desescolarizados y campos minados marcan la cotidianidad de una comunidad que hoy vive bajo amenaza directa de los grupos armados ilegales. La escuela rural, que debería ser un espacio de educación y protección, fue tomada por el Clan del Golfo como campamento, dejando a decenas de niños sin clases y sumidos en el miedo.

“Lo más grave es que la población civil ha quedado en medio de estas confrontaciones por el control del territorio, del microtráfico y del narcotráfico”, explicó el coronel (R) José Lesme, director operativo de seguridad de Antioquia.

La violencia no da tregua. La confrontación entre el Clan del Golfo y una alianza entre el ELN y disidencias de las Farc ha intensificado la crisis. Las autoridades confirmaron la recuperación de tres cuerpos sin vida, aún sin identificar, posiblemente combatientes caídos en los enfrentamientos recientes.

“Los cuerpos fueron trasladados a Medellín y presentaban heridas de arma de fuego”, indicó el coronel Mauricio Rico, comandante de la Policía de Antioquia.

Para las organizaciones defensoras de derechos humanos, la situación no es nueva ni aislada. “Lo que pasa hoy en Los Toros ya lo hemos visto en municipios cercanos como Anorí. Los grupos armados siguen disputándose el territorio a sangre y fuego, usando a la población civil como escudo”, denunció Óscar Yesid Zapata, vocero de la Fundación Sumapaz.

La comunidad pide garantías urgentes para su protección, el retorno seguro a las aulas y una respuesta del Estado que no se limite al control militar, sino que priorice los derechos humanos y la vida de los civiles atrapados en la guerra.