En el reciente encuentro del Foro Mundial de Desarrollo Local, celebrado en Barranquilla, fue muy importante el tema relacionado con el desarrollo de las regiones, pues nos encontramos con serios desequilibrios que derivan de elementos como la falta de planeación, la carencia de objeticos concretos, la no utilización racional de los presupuestos, la corrupción, y también el factor centralista, que hace que muchas iniciativas requieran de la participación del presupuesto nacional, en donde por lo general no existen objetivos racionales, o fácilmente se modifican los criterios de asignación, chocando con las aspiraciones de los habitantes beneficiados.
Una de las ideas debatidas estuvo en torno a que el desarrollo no puede ser impuesto desde el centralismo, sino que debe venir de las regiones, quienes deben hacer el ejercicio de estructurar y ordenar sus proyectos de acuerdo con la prioridad de sus necesidades.
Lo que no hemos visto nunca en Colombia, es una articulación efectiva entre los organismos de planeación nacionales y los regionales, lo que impide equilibrar la urgencia de los proyectos y ser equitativos a la hora de distribuir los presupuestos.
Existen regiones con una alta capacidad de presión política que consiguen fácilmente los recursos y pueden acceder a obras de importancia, caso de Antioquia; pero otras no tienen instrumentos de presión suficientes, a lo cual se une una planeación muy incipiente que no está en capacidad de estructurar y proyectar obras de envergadura.
Tampoco existe el elemento articulador que defina prioridades y que identifique los equilibrios, lo que hace que tengamos unas regiones de primera categoría y otras de cuarta o quinta, en donde los habitantes pareciera que vivieran en otro país, sin acceso a servicios elementales y atenciones básicas en áreas tan importantes como salud y educación; y desde luego infraestructura.
No nos explicados, a estas alturas, por qué ha sido tan difícil poner de acuerdo a los diferentes organismos del Estado, para que la planeación de las obras y su ejecución, obedezca a un esquema en donde reinen la lógica y la equidad. Reconocemos la alta capacidad técnica de Planeación Nacional, pero demandamos más actividad para que se creen las herramientas que permitan que el progreso sea un factor armónico que obedezca a resolver un interrogante para todos los colombianos, en donde el uso racional de los recursos tenga el efecto esperado, en todo lo que tienen que ver con un factor fundamental, que no es otro que el equilibrio.
Un esquema así, generaría tranquilidad y ofrecería frutos al alcance de todos los colombianos, en donde los factores de perturbación arriba enumerados se reducirían sustancialmente.
Foto y noticia: Colprensa