En la Medellín de hoy, las universidades se convierten, una vez más, en escenarios de confrontación política y rechazo ciudadano. Esta vez, el turno fue para el alcalde Federico Gutiérrez, quien fue abucheado e interpelado por un grupo de estudiantes en el Politécnico Jaime Isaza Cadavid.
El hecho deja al descubierto una creciente fractura entre el mandatario y sectores juveniles que no lo reconocen como una figura legítima ni bien recibida en sus espacios.
El mandatario difundió un video en sus redes sociales, en el que se le escucha decir:
“Estos pocos cobardes, que además no son capaces de dar la cara, empezaron a convocar a través de redes a otras personas, seguramente ligadas a la llamada primera línea, para hacer más y aumentar la agresión en nuestra contra. Miren, están organizados para generar violencia. Hoy me querían sacar a mí de una institución pública, de una universidad pública. Mañana entonces nos van a querer sacar de las ciudades y del país”.
Federico Gutiérrez quedó claramente afectado y con ello avivó la violencia política sobre las ideas que, a través de arengas, le hacían llegar los estudiantes.
Uno de los jóvenes presentes le recordó que en su anterior administración fue capturado uno de sus hombres más cercanos por presuntos vínculos con la criminalidad y la Oficina. Otro estudiante, que no se tapó el rostro, le dijo directamente al burgomaestre en un video difundido en redes:
“Usted no es bienvenido aquí”
Durante su visita a la institución —presuntamente en calidad de padre de familia— Gutiérrez fue sorprendido por un grupo de jóvenes que le manifestaron su rechazo de forma contundente. Las palabras no dejan lugar a interpretaciones:
“Usted autorizó el ingreso de la UDEMO armada a nuestros pasillos. No es grato en esta institución. No somos terroristas ni guerrilleros, somos estudiantes. Usted es el fascista, usted es el que promueve el miedo”.
El reclamo no es aislado. En varios sectores universitarios y sociales de Medellín se repite el sentimiento de rechazo hacia un gobierno local que, en palabras de los estudiantes, los ha estigmatizado y criminalizado.
No es la primera vez que acusan a Gutiérrez de gobernar con mano dura para los de abajo, mientras se muestra complaciente con los poderosos.
La respuesta del alcalde: victimización y acusaciones al Gobierno nacional
El mandatario no tardó en responder a través de sus redes sociales. Afirmó que se encontraba en el lugar como padre, acompañando a su hijo en un partido de fútbol, y denunció que fue agredido por una “minoría violenta”, a la que vinculó con la llamada primera línea.
Pero Gutiérrez fue más allá: señaló al presidente Gustavo Petro como el verdadero responsable del incidente. Lo acusó de generar odio desde la presidencia, de poner en riesgo la seguridad de sus opositores con su discurso y de “incendiar el país con violencia”.
Un ataque directo que convierte lo ocurrido en el Politécnico en un nuevo capítulo del constante pulso entre alcalde y presidente.
¿Debate legítimo o estrategia política?
Lo ocurrido plantea preguntas profundas sobre el papel de los líderes en la construcción del diálogo democrático.
¿Es legítimo que los estudiantes se manifiesten y cuestionen a sus gobernantes en sus propios espacios? Sí.
¿Es aceptable que un alcalde utilice esa crítica para alimentar un relato de persecución política y victimización? También es parte del juego, pero no debe desviar la atención de los reclamos de fondo.
Las universidades deben ser espacios seguros para el debate, no zonas militarizadas ni trincheras ideológicas. Y los mandatarios, empezando por Fico, deben entender que el respeto se gana, no se impone con escoltas ni con discursos inflamados en redes sociales.
Porque cuando los estudiantes gritan con fuerza:
“No somos terroristas, somos estudiantes”,
lo que están diciendo es que no aceptarán ser tratados como enemigos por exigir sus derechos y cuestionar el poder. Y esa es una verdad que ningún alcalde debería ignorar.
Editorial Nación Paisa