Boca Juniors ha tomado la decisión de que su jugador, Sebastián Villa, no volverá a jugar con la camiseta azul y oro después de haber sido declarado culpable y condenado a 2 años y un mes de prisión condicional por amenazas coactivas en concurso real con lesiones leves calificadas por el vínculo en contexto de violencia de género contra su expareja, Daniela cortés. Aunque la sentencia no está firme y deberá atravesar varios pedidos de apelación, el director técnico Jorge Almirón ha decidido dejar de citarlo a los compromisos que afronte el equipo en el futuro.

Los hechos por los que fue condenado ocurrieron el 27 de abril del 2020 en una casa de la localidad bonaerense de Canning. Aunque el delito es excarcelable, la decisión de Boca Juniors ha dejado en claro su postura en contra de la violencia de género y ha sido apoyada por muchos en el mundo del deporte. La institución no ha comunicado oficialmente la decisión, pero se sabe que Villa seguirá entrenando con el plantel profesional.

El delantero, con contrato hasta diciembre del 2024, ha sido una pieza clave en el equipo durante los últimos meses. Sin embargo, la derrota por 1-0 ante Arsenal en el Estadio Julio Humberto Grondona fue el último partido que el atacante jugó con el cuadro de La Ribera. Ahora, su futuro en el fútbol es incierto.

La condena de Villa es un recordatorio importante de que los jugadores de fútbol no están por encima de la ley y deben ser responsables de sus acciones. También es una victoria para la lucha contra la violencia de género en el deporte, lo que debería inspirar a otras instituciones y equipos a tomar medidas más serias contra la violencia y la discriminación.

Es importante destacar que, aunque la decisión de Boca Juniors puede tener un impacto en el futuro de Villa como jugador de fútbol, la prioridad es la seguridad y el bienestar de las víctimas. La violencia de género es un problema grave en todo el mundo y el fútbol no está exento de eso. La decisión de Boca Juniors es una muestra clara de que los equipos y las instituciones pueden y deben hacer más para combatir la violencia de género en el deporte.

En última instancia, la decisión de Boca Juniors es un acto de responsabilidad y muestra que el fútbol puede ser un motor de cambio positivo en la sociedad. Con acciones específicas como esta, el deporte puede enviar un mensaje claro de que todos deben ser responsables de sus acciones y que la violencia, en cualquier forma, es inaceptable.