Una denuncia explosiva sacude a Medellín. En una entrevista divulgada por el periodista Larry Hoyos en su programa «Disrruptivos», un empresario identificado como Laureen Mejía rompe el silencio y relata con detalle cómo una red de narcotraficantes, funcionarios y financiadores políticos habría usado el Parque Lleras como escenario de sobornos, falsas incautaciones y acuerdos con la Policía para “simular resultados”. Según el testigo, se compraba heroína para luego montar incautaciones fingidas que hacían quedar bien a los uniformados ante los medios. También asegura que se entregaban sobres de dinero a policías, desde los más bajos hasta los más altos, en una cadena de corrupción que todos conocen pero nadie se atreve a enfrentar.
El testimonio nombra directamente a Andrés Tobón, concejal de la ciudad y hombre de absoluta confianza del alcalde Federico Gutiérrez. Según el empresario, un narcotraficante detenido en Europa, conocido como “El Árabe”, habría entregado morrales llenos de dinero a Tobón para financiar su campaña política. A cambio —dice— se prometió montar en Medellín una zona de tolerancia, un espacio de prostitución, casinos, hoteles y spas “libre de controles”, como una Sodoma y Gomorra moderna en pleno corazón del Valle de Aburrá.
¡ESCÁNDALO EN MEDELLÍN!
Empresario del entretenimiento del Parque Lleras, Laurens Mejía, expone una red de corrupción que salpica directamente al círculo de **Federico Gutiérrez (Fico)**.
**Datos Clave que vinculan al círculo político de Fico y Manuel Villa:**
🚨 “Aportes de… pic.twitter.com/YCNEZTe7S3
— Wilder Echavarria (@Wilder_E_A) October 24, 2025
El denunciante afirma que la historia comenzó cuando El Árabe fue asaltado mientras buscaba prostitutas en el Lleras. Tobón, entonces figura pública y activo en redes sociales, habría intercedido personalmente para ayudarlo, presionando incluso a la Fiscalía. Lo que comenzó como un gesto de solidaridad terminó, según la versión de Mejía, en una relación de confianza y dinero que contaminó la política local. “Fue como el Proceso 8.000, pero a gran escala y con el sello paisa”, donde se presume que el narco puso la plata y el político puso la estructura.
Mejía agrega que su esposa, quien fue presentada por el alcalde Federico Gutiérrez con el alias de “La Madrina”, fue víctima de un montaje judicial después de negarse a seguir callando. Denuncia que fue enviada a prisión bajo una falsa acusación de secuestro y que agentes del Gaula habrían ingresado de forma irregular a la cárcel para amenazarla y silenciarla. “A mi esposa la callaron porque sabía demasiado”, afirma. “Desde que cerraron el Parque Lleras, muchos empresarios viven lo mismo, pero nadie se atreve a hablar por miedo a terminar como ella”. El testigo mostró un video donde, según él, Federico Gutiérrez estaba borracho y saludándola a ella, “la madrina que él mismo entregó para supuestamente callarla”.
El relato fue titulado por Larry Hoyos como El carrusel del Lleras y ya fue entregado a la Fiscalía General de la Nación. El testigo decidió radicar la denuncia en Bogotá tras asegurar que en Antioquia fue perseguido y vigilado, y teme que el caso se entierre.
Cabe recordar que la exdirectora de Fiscalía en Medellín trabaja hoy con el propio Federico Gutiérrez. En su versión, varias figuras públicas de la ciudad lo acusan de mantener tentáculos en todas partes.
El testigo asegura que su esposa fue víctima de una venganza institucional luego de advertir que hablaría ante medios y autoridades sobre los presuntos sobornos, montajes judiciales y persecuciones.
Hasta el momento, Andrés Tobón, Federico Gutiérrez y Manuel Villa, actual secretario de Seguridad, guardan silencio. La Fiscalía deberá establecer si las declaraciones del empresario se sostienen con pruebas financieras o testimoniales, y si existieron vínculos reales entre los dineros del narcotráfico y las campañas políticas en Medellín. Entre tanto, El carrusel del Lleras se convierte en una de las historias más inquietantes de los últimos años: un relato donde el poder, la noche, la política y la mafia parecen haberse cruzado en una misma esquina del Lleras, bajo las luces del pecado y el silencio institucional.



