Mientras que las tres macuquinas o monedas viajaron a la capital del país para permanecer bajo condiciones medioambientales controladas, el CIOH en la capital de Bolívar acogió el grueso de la muestra, incluyendo un cañón de bronce y delicadas piezas de porcelana que requieren un entorno similar al marino.
Este despliegue logístico permitió dividir los esfuerzos científicos entre las dos ciudades para asegurar la máxima protección de cada elemento recuperado.
El objetivo central de esta fase consistió en estabilizar los objetos al entorno terrestre para evitar su deterioro inmediato al salir del agua, pues el cambio brusco de ambiente podría causar daños irreversibles.
Los expertos iniciaron la eliminación controlada y monitoreada de sales y cloruros del interior de cada pieza, un paso fundamental antes de proceder con cualquier otro análisis profundo. Estas labores científicas permitirán determinar la composición exacta de los materiales, identificar sus tipos de deterioro y ajustar los tratamientos a las necesidades específicas de cada elemento recuperado del lecho marino.
Para el manejo del cañón de bronce, el CIOH adaptó un espacio exclusivo donde la pieza se sumergió en una piscina diseñada para mantener características similares a las del entorno marino, lo cual frenó los procesos de oxidación. En este mismo laboratorio se encuentran bajo estudio dos tazas de porcelana, una de ellas recolectada durante la visita del presidente, Gustavo Petro, al buque ARC Caribe, con el fin de complementar la muestra de los dos diseños de recipientes hallados en el contexto arqueológico.
La recuperación de estas piezas se dio en el marco de la segunda fase del proyecto de investigación científica «Hacia el corazón del galeón San José» y la Operación Poseidón. La Armada desplegó unidades de superficie con capacidades de posicionamiento preciso y buzos expertos en salvamento que utilizaron sistemas robóticos para garantizar la integridad del sitio arqueológico durante las maniobras. El proceso contó con la validación de profesionales del Ministerio de las Culturas, la DIMAR y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH).
Una vez en superficie, los objetos recibieron procedimientos de primeros auxilios a bordo del buque ARC Caribe para asegurar su supervivencia fuera del agua. Por ejemplo, el cañón se mantuvo húmedo y refrigerado a cuatro grados centígrados en un contenedor especial para evitar la corrosión y el contacto directo con la luz solar, mientras que las porcelanas se conservaron en agua de mar para preservar su estabilidad estructural.
El listado oficial de los elementos que ahora son objeto de estudio incluyó tres macuquinas, dos tazas de porcelana completas (una de boca ortogonal y otra de boca redonda) y dos fragmentos adicionales de este material. Los científicos también preservaron un fragmento de cuerda asociado al cañón, así como pequeños trozos de madera, metal y sedimentos que se encontraban adheridos a las piezas principales. Estos fragmentos menores resultan vitales para entender el contexto del naufragio y los procesos de formación del sitio arqueológico.
Esta investigación interdisciplinaria busca ir más allá de la simple exhibición de los objetos y se enfocará en estudiar los procesos sociales y culturales de la época a partir de las evidencias materiales.
Para lograrlo, se adelantaron alianzas estratégicas con laboratorios de ciencias básicas y la academia que permitirán realizar exámenes científicos avanzados.
El Gobierno anunció que todos los protocolos, la cadena de custodia y los hallazgos de esta campaña de 2025 se publicarán en un boletín científico para garantizar la transparencia de este proyecto de interés público.
(Colprensa)



