Cada día, por el avance de la ciencia, los retos para las sustancias deportivas son nuevas, por lo que se ve que falta de parte de las instituciones de control, monitoreo y suspensión, no solo más control, sino investigación, que estén actualizados referente a las nuevas formas de alterar la psiquis, la corporalidad, sin necesidad de sustancias químicas o antinarcóticas.

De esta manera, la inteligencia artificial ha entrado en el campo deportivo, y cada día es superior el número de datos que se pueden conocer al respecto, pues algunos expertos se están empezando a preocupar por el dopaje tecnológico y por cómo este podría afectar a la salud de los deportistas.

“Mi preocupación principal es la aplicación de la inteligencia artificial en el deporte: la captación de datos de los deportistas y técnicas como la estimulación craneal, que son difíciles de detectar y aún no están tipificadas como dopaje por organismos como la Agencia Mundial Antidopaje (WADA)”, explica a EFE Alberto Carrio, impulsor de un proyecto que pretende analizar los problemas éticos y legales de la utilización de estos recursos tecnológicos.

De esta manera, Carrio, quien es un destacado profesor de filosofía del derecho en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona, técnicas como la estimulación craneal “no se sabe aun si podrán tener efectos perjudiciales en el futuro en la salud del deportista, como sucedió con el dopaje de sustancias”.

El proyecto de Carrio cuenta con la financiación de la Fundación BBVA y con la colaboración de expertos en ética de otras universidades, como la de Oxford (Reino Unido).

“Pero no solo hay que proteger la salud de los deportistas, también sus derechos”, sentencia. “Sus datos los están recogiendo empresas que los distribuyen a sus clubes, que quizá dejan de contratarlos porque ven que su rendimiento disminuirá en tres años”, añade.

Así, Carrio pide que, “como mínimo, haya un marco de regulación”. En este sentido, la WADA (por sus siglas en inglés) está financiando dos proyectos en Alemania y Canadá para conocer cómo afecta la inteligencia artificial al dopaje y cuáles son los usos que se deben prohibir.

“De la misma manera que hay una lista de sustancias prohibidas, debe haber una lista de usos prohibidos de la inteligencia artificial”, propone el profesor de la UPF.

Por último, ante esta nueva problemática, aun sin detectar o tener interés las instituciones encargadas de advertir ventajas, trampas, con el uso de diferentes modalidades de sustancias, la preocupación es que el posible dopaje tecnológico no ha llegado a la Agencia Estatal Antidopaje (CELAD). “Doping es una palabra que define el uso de sustancias prohibidas y, en este caso, no hay sustancias”, dice a EFE José Luis Terreros, su director. “Son trampas que no son de nuestra competencia”, considera.