Mi Casa Ya (MCY) es la principal herramienta de los colombianos para la compra de vivienda de interés social (VIS) e interés prioritario (VIP). Este programa surgió en 2015 como una apuesta de innovación de política pública entre el Gobierno Nacional, los constructores y la banca.

Este subsidio otorga un apoyo a la cuota inicial de entre 20 y 30 salarios mínimos (SML) y hasta 50 SML si se logra concurrencia con las cajas de compensación. Además, ofrece una cobertura a la tasa de interés de 4 o 5 puntos porcentuales durante 7 años, lo que reduce el valor de las cuotas mensuales del crédito.

Teniendo en cuenta la relevancia de este programa, en el último Banca & Economía emitido por la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria), se plantean algunas oportunidades de mejora o retos de la nueva versión de Mi Casa Ya: disponibilidad presupuestal del orden de los 75 mil subsidios anuales, atención al déficit de coberturas y claridad en la oferta durante el cuatrienio, superación de los retos operativos de la transición, especialmente con los hogares en lista de espera. Asimismo, señala que se debe prestar especial atención al esquema de preventas, que es la base para lograr mejores resultados de focalización.

“La vivienda también jugó un importante papel como herramienta de reactivación económica tras la pandemia. La disponibilidad de un programa Frech No VIS para impulsar la venta de inmuebles de precio medio, junto a un significativo incremento de los cupos de MCY que superaron los 66.000 en 2021, permitieron que el PIB de edificaciones creciera a tasas reales superiores al 12%. Todo lo anterior deja ver la importancia de irrigar recursos a la construcción de vivienda, especialmente en el contexto económico actual en el que se prevé un escenario de desaceleración. En el pasado los incentivos han involucrado la vivienda de precio medio, pero bien podría pensarse actualmente en MCY como la herramienta Contracíclico Social por excelencia, de forma que se aproveche tanto su eficiencia operativa, como su volumen y nivel de focalización. Si bien el Plan Nacional de Desarrollo tuvo una modificación respecto de su versión inicial y plantea una meta de 50 mil cupos por año, es fundamental seguir buscando recursos, ya que las estimaciones de necesidades de subsidio rondan los 75.000 para este año”, señala el Banca & Economía.

El documento también hace énfasis en que “potenciales demoras en la disponibilidad de cupos y la insuficiencia de estos pueden afectar la confianza de los hogares en el programa, impactar negativamente la comercialización por parte de los desarrolladores hacia familias con expectativa de subsidio y ralentizar no solo la asignación de estos, sino también retroceder en materia de focalización, el cual es justamente el objetivo de la transformación del programa. Si bien el gobierno ha realizado un esfuerzo en este frente, luce estratégico no bajar la guardia y buscar recursos nuevos, especialmente considerando el factor contracíclico”.