En las últimas horas ha surgido una noticia que ensombrece el balance positivo del comportamiento de la hinchada durante la final del fútbol profesional colombiano. La muerte de Juan Sebastián Cobiativa, un joven de 24 años que para tomar las penas tras la derrota de su equipo, Atlético Nacional, decidió acudir a un bar en Suba Rincón, ha sido uno de los he lamentables de la noche del pasado sábado.

Resulta que al cabo de un rato, no habiendo encontrado el buen ambiente que buscaba, Cobiativa se encontró con un grupo de seguidores de Millonarios, con quienes empezó a intercambiar palabras acaloradas. La discusión subió de tono y, de forma inesperada, se desencadenó en una trifulca que acabó con la del joven.

Este incidente, empaña el comportamiento de la mayoría de hinchas de los dos equipos, que en el balance de las autoridades habían demostrado un comportamiento pacífico y ejemplar. Es importante destacar que la proporción de casos violentos fue muy baja, en comparación con otras finales, pero no deja de ser una tragedia insoslayable.

Las autoridades han iniciado una investigación para dar con los responsables de la muerte de Cobiativa y se espera que las cámaras de seguridad del bar ayuden a esclarecer lo sucedido. Es lamentable que, en medio de la alegría de la final, se presenten situaciones que empañen el espectáculo deportivo y pongan en peligro la vida de los seguidores.

Por su parte, los equipos de Millonarios y Atlético Nacional manifestaron su solidaridad y sentimientos de tristeza ante esta noticia y llamaron a sus hinchas a mantener el respeto y la tolerancia entre ellos. La rivalidad deportiva no debe convertirse en violencia, sino en un espacio de sana competición que fortalezca el deporte y el espíritu deportivo.

En conclusión, aunque se pueda hablar de un balance positivo tras la final del fútbol colombiano, la noticia del fallecimiento de Juan Sebastián Cobiativa nos recuerda que aún hay mucho por trabajar en materia de convivencia entre los seguidores. Los equipos, las autoridades y la sociedad en general debemos continuar trabajando para que estas situaciones no se vuelvan a presentar y el fútbol sea una fiesta para todos, sin excepción.