Dentro de los avances de la reforma al sistema de la salud, lo que parece posibles ese mejoramiento que tendrán los centros de salud del país, aunque no se ha concretado todavía nada quien tiene el poder en sus manos es el Congreso, quien es el veedor de aprobarla si o no.

Es por eso que ante una audiencia de un alrededor de más dos mil personas reunidas en el auditorio Luis A. Calvo, de la Universidad Industrial de Santander, la ministra de Salud y Protección Social, Carolina Corcho, añadió que se ha ido constituyendo en los últimos treinta años un mecanismo para apoderarse de los recursos públicos de la salud que “han sido manejados de manera privada”.

Por otro lado, durante el evento, al que también se presenció fue a la Superintendente Nacional de Salud, Ulahy Beltrán, quien indicó que “a partir del momento en que el fondo ADRES gira los dineros a las EPS se pierde el control de esos recursos, y viene una maraña hecha de telarañas donde habrá una cantidad de contratos entre una suma de actores en el que la vigilancia hecha por la Superintendencia de Salud es a través del auto-reporte de quienes manejan billones de pesos.

Mientras esto sucede, lo único que se hay podido concretar es el vaivén que tiene el sistema de salud en el país, donde ha sido un sin numero de rechazos que lo único que se ha podido concretar es la asistencia sin respuesta ante el congreso.

Asimismo, concentraron esos servicios solo en las grandes ciudades; abandonaron a la mayoría de nuestro pueblo”, aseguró. La cumbre del oriente, en la que también estuvo Javier Alonso Villamizar Suárez, secretario de Salud de Santander, espacio que aprovecho la ministra Corcho para que precisara el alcance que tiene el proyecto de ley: “es un acto de justicia social para redistribuir esos recursos -precisó-, para que lleguen a las zonas campesinas y rurales, a los barrios populares de Bucaramanga, de Medellín, de Bogotá, porque no es cierto que el sistema funciona perfectamente en las grandes ciudades” y que el problema es solo en el campo.

Mientras tanto, se dice que “El año pasado más de 450 mil personas suplicaron por su vida con quejas y tutelas que interpusieron en las grandes ciudades, pero en el campo la gente muere en el silencio porque no tiene cómo hacer valer el derecho a un servicio digno de salud, y a veces solo cuenta con el apoyo de los médicos ancestrales, resignada a la suerte de un Estado que los abandonó.

Esto sin duda logra en marcar, que, para el gobierno colombiano, la salud es lo menos importante, y para la muestra el botón tan grande de peticiones y quejas que hay por partes de los usuarios que exigen una salud digna y de respeto para con ellos.

Eso no puede seguir pasando en Colombia”, detalló Corcho a los asistentes. Al concluir el encuentro, la senadora Gloria Flores invitó al país y a todos los santandereanos a unirse en torno a un gran respaldo por las mujeres, por los pobres, por los médicos “que han dado su vida por la salud de los colombianos” y que “se trasnochan todos los días para atender a personas en discapacidad, a madres gestantes, a sus familiares”.

Finalmente, lo único que se espera con todo esto, es que o la salud siga igual o que en realidad mejore, para que pueda mejorar para cada uno de los usuarios.