El vicepresidente de Asobancaria, Alejandro Vera, en su última columna para La República, destacó que se espera que este año la economía colombiana termine el año en una cifra cercana al 1,5% real. Además, dio a conocer algunas previsiones sobre el comportamiento de la cartera crediticia y las tasas de interés del Banco de la República.

«En materia crediticia, la dinámica no es la excepción. Nuestras proyecciones más actualizadas confirman que el crédito se contraería a un 5,5% real anual al cierre de 2023. Esto estaría explicado por una caída del crédito de consumo del 10% real y del crédito empresarial y de vivienda cercana al 3% real. Entre las razones para este desempeño aparecen, además de la desaceleración económica, las elevadas tasas de interés, luego de que el Banco de la República (BR) las subiera para contener la inflación, el necesario ajuste del consumo, que venía creciendo por encima de sus niveles potenciales y donde era necesario apretar las políticas de otorgamiento de crédito, y algunos desajustes en políticas sectoriales», expresó.

Sin embargo, para 2024 prevé un mejor comportamiento de este indicador: «Con las cifras más recientes hemos estimado que la cartera de crédito se expandiría en un 2,3% real el año entrante. La cartera de consumo se recuperaría hasta niveles cercanos al 3,4% real, en parte por un efecto estadístico a favor, la cartera empresarial crecería cerca de un 2% real y la de vivienda a un 1,5% real».

Resaltó que la recuperación económica y menores tasas de interés serían los grandes impulsores del crédito el año entrante en el país. Indicó que el Banco de la República podría bajar su tasa de interés de referencia hasta 400 puntos básicos si la inflación lo permite.

“No obstante, si bien volveríamos a crecer, estas cifras son bajas si lo que se quiere es lograr que la economía vuelva a estar cerca de su potencial y se avance en la inclusión crediticia de la economía popular. Para que el crédito crezca más se requiere de una buena articulación entre el sector público y privado. Por un lado, el sector privado y financiero deberá mantener la apertura ya mostrada para financiar nuevos proyectos en materia de transición energética, apoyo a comunidades y pymes, sin olvidar todo lo que ya está en funcionamiento. Y, por otro lado, el sector público deberá enfocarse en: reducir la incertidumbre para que llegue nueva inversión, no olvidar que el año entrante tendremos menores niveles de ocupación laboral, una vez terminen los empleos temporales que dejó la época electoral, lo que afectará el crédito a los hogares y esto deberá enfrentarse con política pública focalizada, y profundizar los instrumentos que pueden ayudar a irrigar más crédito disminuyendo los riesgos de impago. En este último caso, 2024 debe ser el año para acelerar el redescuento, para pymes y el sector agropecuario, y llegar con garantías crediticias a más sectores y empresas”, argumentó Vera.