El déficit en la cuenta corriente de Colombia en 2022 ascendió a US$21.526 millones, equivalente al 6,3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Este valor superó los registros de años anteriores y se acercó al máximo alcanzado en 2015, que fue del 6,4% del PIB.

Según un informe de Asobancaria, el nivel alcanzado por el déficit en 2022 ha reavivado la discusión sobre esta fuente de vulnerabilidad para la economía colombiana y ha resaltado la incapacidad estructural para reducirlo mediante una mayor diversificación de la oferta exportadora.

En cuanto a la cuenta financiera, el documento destaca la Inversión Extranjera Directa (IED), que experimentó un aumento del 81,9% llegando a los US$17.393 millones. Esta cifra representa un 33,7% de la IED en servicios financieros y un 26,9% en minería y petróleo, lo que permitió financiar el 78% del déficit en cuenta corriente para 2022 y confirmó a este rubro como el más determinante para atenuar el desbalance externo.

“Para 2023 esperamos que el déficit de cuenta corriente ronde el 3,4% del PIB, cifra 2,9 puntos porcentuales (pp) menor a la registrada en el 2022. Entretanto, para 2024 esperamos que se presente un leve deterioro en el déficit de cuenta corriente y alcance el 3,7% del PIB, en la medida que, en línea con un mayor crecimiento de la economía (2,0%), tanto el déficit comercial como el de la renta de factores se amplíe. Si bien los niveles proyectados serían inferiores al de la mediana para el periodo 2013-2022 (4,5% del PIB), debe tenerse en cuenta que la baja diversificación de la oferta exportadora y la concentración de las exportaciones en petróleo y carbón llevaría a que la posición de cuenta corriente neta de la renta factorial sea levemente positiva en 2023 y vuelva a ser deficitaria en 2024. De materializarse estas expectativas, se evidenciaría la persistencia de una de las vulnerabilidades más preocupantes de la economía colombiana”, dice el documento que publicó el gremio de los bancos.

En este contexto, desde la Asociación se enfatiza que la apuesta del Gobierno, enmarcada en su nueva política de comercio exterior e industrialización, deberá cumplir con los anhelos de integrar los bienes y servicios colombianos en las cadenas globales de valor, teniendo en cuenta las recomendaciones de estudios como el de la Misión de Internacionalización.

El estudio también subraya que el compromiso con el respeto de los tratados comerciales existentes será fundamental para preservar el acceso a los mercados de Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, así como para alcanzar el objetivo gubernamental de fortalecer las relaciones sur-sur.