El fútbol es el deporte más seguido en el mundo. En Colombia, la pasión de los fanáticos por una camiseta es incontenible, sin embargo, en muchos casos pasa los límites y la violencia vuelve a ganar terreno.

Diego Londoño, profesor de la Universidad de Antioquia y experto en analizar el actuar de las barras bravas explica las conductas de ellos.

“Los sentidos anclados a la concepción del balompié, de la agresión al otro, la burla, el ataque, siempre es el caldo de cultivo para las expresiones de violencia física o material, en concepciones como el llamado folclore, violencias más sutiles desde lo gestual, lo verbal, lo simbólico que terminan siendo el refuerzo para llegar a acciones como esa agresión física o material”, expresó Londoño.

El contexto social, influyente para que la violencia se presente en el fútbol

Para Londoño, es importante ver la conformación grupal, que en el contexto del barrismo “está la idea del otro como potencial agresor y termina configurando la idea de anticiparse a esa agresión”.

Estos comportamientos son la punta de un Iceberg que parece ser ignorado por quienes tienen las facultades para castigar a los violentos.

“Se ha instaurado un imaginario lamentable en el contexto colombiano y es la idea de que para ser escuchado se requiere del uso de la violencia y que mediante otras vías como el diálogo o la búsqueda de concertación no hay receptividad por las esferas del poder o quienes ostentan cargos en la toma de decisiones”, sostuvo Diego Londoño.

Esta situación no es ajena al contexto del país, según Londoño. Las manifestaciones de malestar y rabia se expresan mediante el uso de la violencia y lamentablemente, es un problema estructural que confluye y se hace visible en un contexto como el balompié.

Ante estos episodios solo se puede pensar en qué se debe hacer para remover estos comportamientos del fútbol.

“Inicialmente y de forma muy concreta, el establecer procesos del orden pedagógico que apunten a flexibilizar la idea del otro como agresor o enemigo; el reconocimiento de ese otro no con diferencias que imposibiliten el coexistir, sino que fortalezcan la convivencia propiamente dicha”.

Pero, ¿Será posible que estos individuos entiendan la importancia de no usar la violencia? Porque con sus actos, quienes se alejan son los que de verdad van a disfrutar de un espectáculo en la cancha y no de un acto bochornoso en la tribuna.

Foto: Pablo Durango (VAVEL Colombia)